martes, 23 de octubre de 2007

83 aniversario C.A. Tucumán

Centro Asturiano de Tucumán
83 aniversario


El Centro Asturiano de Tucumán celebrará su Peregrinación anual en homenaje a Nuestra Señora de Covadonga.

Con motivo de la fiesta, el próximo domingo 11 de noviembre, a las 10 h, se llevará a cabo la Procesión en El Mollar, donde la Santina es venerada con gran fervor, y en la que tomarán parte los músicos asturianos Vicente Prado “El Pravianu”, Seila Quiros e Iñaki Santianes.

Además, el martes 13 de noviembre, a las 19 h, se celebrará en Centro Cultural San Miguel Arcángel (San Miguel de Tucumán), un concierto de gaitas asturianas.

Este es el cartel de los actos:

2 comentarios:

Juan García Llera dijo...

Un saludos Desde Cuba a todos los asturianos.

http://desde-cuba.blogspot.com/2007/10/la-huella-de-los-asturianos.html

Homunculus dijo...

Don Pelayo y Abamia: cargándose el patrimonio cultural de Asturias
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LA NUEVA ESPAÑA

La lectura de la edición de su periódico del pasado viernes 30 de noviembre de 2007 removió en mí múltiples sensaciones acumuladas a lo largo del presente año. LA NUEVA ESPAÑA ha venido publicando las noticias que la restauración de Santa Eulalia de Abamia, primer sepulcro de don Pelayo, ha generado, desde las quejas vecinales respecto al proyecto y la ejecución de los trabajos, pasando por el desprecio que desde el Principado se ha hecho a nuestra tradición histórica sin que nadie haya podido demostrar su falsedad, hasta la reciente y bárbara mutilación de los tejos centenarios del campo de la iglesia.
Al contundente artículo de don Juan Casero Lambás, «Alarma en Abamia», cuestionando la desafortunada intervención administrativa, se sumó don Pedro de Silva con su «Furia de cambios», donde dice: «La mayoría de los arquitectos tiene la manía de remodelar las cosas que existen, e imponer su alta doctrina estética o espacial sobre el acarreo del pasado», manía que comparten los alcaldes, que añaden el factor autoritario, porque «remodelar algo emblemático es exhibir poder».
Sólo desde esta perspectiva se puede comprender el cúmulo de insensateces que en Abamia están ocurriendo y que comportan el menosprecio de la historia de Asturias y el despilfarro de una importante cantidad de dinero público, como consecuencia de la incapacidad demostrada y el enroque de los poderes públicos que, sintiéndose agredidos por la ciudadanía, prefirieron tapar a corregir, vaya usted a saber por qué. Lo cierto es que la rentabilidad política de esta obra ha de computarse en números rojos. En la página web de la asociación (www.abamia.net) ofrecemos un extenso reportaje fotográfico a quien desee comprobar nuestras palabras.
En alguna ocasión, a lo largo del proceso reivindicativo, nos han llamado ignorantes y lo hemos sido, mucho. Por ser ciudadanos que creen en sus instituciones y representantes, hicimos oídos sordos a quienes nos decían que no confiásemos, y tenían razón. Ahora, aunque nuestros esfuerzos hayan dado pobres resultados, sabemos que la restauración en Asturias está en precario, porque la Comisión mixta de Patrimonio Iglesia-Principado adopta sus decisiones y aprueba los proyectos despreciando la opinión de los profesionales de nuestra Universidad, minoritarios frente al voto de políticos y funcionarios sometidos. La Iglesia, en el mejor de los casos, calla, pues necesita el dinero público para cumplir con la obligación legal de proteger el patrimonio de su propiedad.
De este caldo de cultivo se nutren profesionales y empresas, llegando incluso a orientar de manera sibilina la política de restauración en Asturias, valiéndose de su posición en el Arzobispado y la Consejería de Cultura. El peligro que esta situación conlleva para nuestro patrimonio es evidente, pues el ánimo de lucro toma las decisiones. La creación de un Instituto Asturiano de Patrimonio puede revertirla, pero siempre que se respete el criterio de profesionales cualificados pertenecientes a la Administración y la Universidad asturianas.
Sólo así se podrán evitar actuaciones como las realizadas en Abamia, donde un criterio particular, discutido incluso desde la Consejería de Cultura, que ha ordenado modificarlo, impone la completa desaparición de la piedra del monumento, sin discriminación de sillares y mampostería, donde la deficiente redacción del proyecto ignora la portada monumental, en inminente peligro de desaparición, afectada la iconografía del juicio final allí esculpida por los hongos, donde la redacción y los planos difieren y, en fin, donde se ignora la legalidad, esto es, el plan de manejo del tejo aprobado por el Gobierno del Principado de Asturias, que prohíbe expresamente las actuaciones realizadas en el entorno de los tejos centenarios de Abamia.
Un planteamiento que, además, se estrella contra la política del Ayuntamiento de Cangas de Onís, que deseaba convertir a don Pelayo y la batalla de Covadonga en fuente de riqueza económica para el concejo, con la doblemente presupuestada Aula del Reino de Asturias como centro de interpretación, pero que la desidia, la improvisación en la ordenación del territorio y, ahora, la consentida labor de la Consejería de Cultura en Abamia han trastocado. La degradada situación del Campo de la Jura, del Repelao, de Llueves e, incluso, de la capilla de Santa Cruz dice mucho, en silencio, sobre la capacidad de quienes nos gobiernan y han dilapidado este recurso turístico.
Fuimos ignorantes al confiar en nuestros representantes políticos y en los profesionales que han actuado en Abamia, pero depúrense las responsabilidades entre estos señores, que alardeaban de profesionalidad y ofrecían la exquisitez cuando no están preparados para rehabilitar un solo bien cultural más de nuestra tierra. Es tiempo de evitarlo y de corregir todo el daño infligido al sepulcro del primer Rey de Asturias, un lugar simbólico que se resiste a la ignominia. Nosotros seguiremos la recomendación de George Lakoff, «lluvia fina hasta que cale»; pues eso, que siga orbayando.

Francisco José Pantín Fernández
Cangas de Onís

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